Para muchos de nosotros, el verano significa una sola cosa: ¡el mar, el mar, el mar! Esto no quiere decir, sin embargo, que debamos renunciar necesariamente a la compañía de nuestro amigo de cuatro patas: el perro. Con algunas precauciones y la correcta organización, podemos hacerlo de manera que él esté con nosotros… y así divertirnos ambos. ¡Organización! Desafortunadamente, no todos los lugares turísticos de costa cuentan con playas abiertas a perros, sobre todo en Argentina, España, las playas de Uruguay y México. Si nos vamos de vacaciones al extranjero, la agencia de viajes sí puede encontrarnos fácilmente un alojamiento adecuado para llevar a nuestra mascota. De todos modos, en muchos países del mundo somos amantes de los perros, y cada vez hay más ofertas de vacaciones que los aceptan, así que también podremos encontrar instalaciones adecuadas para ellos (ya sean apartamentos, hoteles, campings o simplemente playas).
En general, un perro sano, con las precauciones adecuadas y cuidar al perro de cualquier problema externo, no tendrá problemas; pero a un cachorro o a un perro anciano le pueden afectar negativamente las condiciones ambientales y de temperatura.
Debemos consultar con nuestro veterinario para que nos informe sobre si nuestra mascota tiene algún problema específico (cardiopatía o dificultades respiratorias) que haga aconsejable evitar la playa. Concedida la autorización del veterinario, ¡prepararemos nuestro viaje a la costa!
Los perros pueden nadar sin problemas en el mar, pero hay que tener cuidado con las exposiciones prolongadas al sol, hacer que beban con frecuencia y lavarlos con agua dulce para retirar la sal y la arena del pelo.
En la playa
Nuestra primera tarea será verificar que el ambiente de la playa está libre de peligros para nuestras mascotas. Los perros sufren con el calor y la exposición al sol mucho más que nosotros porque no sudan, por lo que su organismo no es capaz de regular eficazmente la temperatura corporal. Por lo tanto, debemos ASEGURARNOS DE QUE NUESTRO AMIGO DISPONDRÁ SIEMPRE DE UN LUGAR A LA SOMBRA Y UN RECIPIENTE CON AGUA FRESCA. Lo dejaremos al sol solamente durante periodos cortos de tiempo, y nunca le permitiremos que se duerma. ADEMAS DE EVITAR DEMASIADO SOL, NO DEBEMOS REALIZAR JUEGOS MUY ACTIVOS O CARRERA DURANTE LAS HORAS MAS CALUROSAS DEL DÍA.
El sofocamiento, por sí solo, lo expone al riesgo de que pueda sufrir un peligroso golpe de calor. Si vemos que respira afanosamente y con dificultad, lo bañaremos con agua fresca y lo llevaremos a la sombra. Incluso si se expone al sol indirecto (por ejemplo, bajo una sombrilla), tendremos que aplicarle un producto de protección solar para perros, recomendado por nuestro veterinario, en las zonas del cuerpo menos protegidas por el pelo.